Alivia el picor y rompe el círculo vicioso de la piel atópica
Rascar y picar, todo es empezar. En las pieles sensibles con tendencia a la atopía, el picor es el síntoma más molesto. Si tienes piel atópica, tu reacción más inmediata seguramente es rascarte. Resulta fácil entrar en una dinámica de rascado y picor que lo único que consigue es agravar el problema y dañar aún más tu piel.
Tu piel con tendencia atópica tiende a la irritación: enrojecimiento, sequedad y picor son los síntomas más evidentes de que la función protectora de la piel está dañada. La barrera cutánea debilitada es menos eficaz para proteger la piel frente a la entrada de agentes irritantes en el organismo. Por eso es importante reforzar la función protectora de la piel. La sequedad de la piel conduce a tirantez y picor. Al rascarte, además, es probable que te provoques heridas y, en pieles atópicas, es común que ciertas bacterias conocidas como el estafilococo dorado aprovechen para sobreinfectar la zona y agravar así la sintomatología.
Durante los brotes en los casos de piel atópica, visita a tu médico para conocer el tratamiento tópico con una emulsión con corticoide que inhiba las reacciones inflamatorias y alérgicas es clave para reducir los síntomas físicos –enrojecimiento, inflamación– y los síntomas más subjetivos –picor, ardor y dolor.
Además la aplicación de una crema emoliente en pacientes con piel atópica ha demostrado reducir el riesgo de aparición de brotes y alargar el periodo sin síntomas. Las nuevas cremas emolientes especialmente formuladas para la piel atópica reestructuran la barrera cutánea, aportan una hidratación profunda y duradera y protegen la flora cutánea.
En nuestro blog encontrarás más consejos sobre el cuidado de la piel y también sobre cómo poder disfrutar de un estilo de vida saludable.